Proyectado y dirigido por el italiano Isaaco Villamonte, el edificio de la Sociedad de Socorros Mutuos Unione e Fratellanza, fue inaugurado en 1889, en diagonal 74 entre calles 3 y 4. A su fundación, en 1883, le había seguido el nombramiento de Edmundo de Amicis como presidente honorario, luego de que visitara la ciudad en 1884, invitado por Emma de la Barra, una de las impulsoras junto a su esposo, Juan de la Barra, del barrio “Mil Casas” de Tolosa.
El frente, de estilo neoclásico, consistía en un pórtico sostenido por cuatro columnas corintias y un frontis donde podía leerse “Societá Unione e Fratellanza de Socorre Mutue”. El vestíbulo estaba decorado con ángeles de estilo barroco y la escultura de la “princesa”, que más tarde daría nombre al cine que funcionó en el gran salón. La sala principal, de 12 metros de ancho por 32 de largo y 10 de alto, estaba rodeada de distintas instalaciones, que funcionaron a lo largo del tiempo como buffet, consultorios médicos, oficinas, camarines, cocina, baños. En una de esas habitaciones, atendió el doctor Rodolfo Rossi, antes de darle nombre al hospital público de calle 36 entre 116 y 117. Debajo del escenario, se encontraban los sótanos y al fondo, un patio con cuartos de vivienda para caseros, cocina, caballerizas y galpones, de acuerdo a un plano de 1919.
Desde sus comienzos, fue uno de los centros de reunión más concurridos de la ciudad. Los bailes y las variedades se sucedían durante todo el día, atrayendo al público de la zona que acudía en carreta o a caballo. Fue el primer salón de tango de La Plata, y contó con su propia compañía de teatro, el grupo filodramático “Unione e Fratellanza”, además de dar lugar a los distintos grupos nacionales e internacionales que llegaban para interpretar obras populares.
En 1924 fue visitado por el Príncipe de Saboya, llegado en misión diplomática desde tierras italianas. Por su escenario pasaron figuras como Agustín Magaldi, quien en 1936 se presentó en condición de solista junto a los guitarristas Diego Centeno, José Franchini, José Luis Carret y Alberto Ortiz, con gran afluencia de público. En 1939 se velaron en su interior los restos del astro local del cine nacional, José Gola, con una procesión interminable de admiradores.
Hacia la década del ‘30, la crisis económica obligó a la concesión del salón principal. Bajo la administración de la empresa “Lombardi y Cia.”, comenzó a funcionar el Cine Princesa. Se inició con films mudos, con ejecuciones musicales en vivo, y más tarde, con la llegada del cine sonoro, compartió programación con el nutrido número de salas que ya proliferaban en la ciudad.
A sala llena y con gran repercusión, una Eva Duarte de 18 años debutaba en la pantalla grande con “Segundos afuera” (1937), dirigida por Israel Chas de Cruz y Alberto Etchebehere. Después de setenta años de actividad social, el Princesa fue vendido a un privado y sus puertas cerradas. En 1953, el nuevo propietario, José Rasilla, presentó al Municipio una serie de planos para realizar modificaciones edilicias. Se quitó el piso de pinotea y las butacas, y el salón se convirtió en taller, astillero y depósito. El lateral izquierdo del edificio fue transformado tras derribarse el muro ubicado junto al pórtico de entrada para abrir un portón de ingreso para barcos y camiones.
En la actualidad, el edificio yace cerrado. Una constructora evaluó restaurar y reabrir sus puertas, pero la pandemia se llevó al hombre que proyectó ese sueño. El futuro del Princesa, como se lo conoce, aparece ahora incierto.