«Unione e Fratellanza» celebra sus 138 años

Hacia 1883 surgen las primeras instituciones como producto de las actividades sociales de los inmigrantes italiano, que eran la mayoría de los habitantes de La Plata. Independientemente de quienes la formaban, la misión era la misma: ayuda mutua y organización de eventos sociales y conciertos. Entre estas asociaciones encontramos la Società Italiana di Mutuo Soccorso Unione e Fratellanza, la cual se funda el 3 de junio de 1883, colocándose el 1º de junio de 1884 la piedra fundamental. Nace bajo el padrinazgo del Gobernador Dardo Rocha y la señora Delmira Capdevila de D’amico a imagen de la Societá Nacionale di Soccorso fra gli Impiegati, creada en Milán en 1866 .

El edificio se eleva sobre unos terrenos adquiridos sobre la diagonal 74 entre 3 y 4, con salida sobre calle 4, y más tarde con salida sobre la calle 40 . Dicho local fue proyectado y dirigido por el italiano Isaaco Villamonte, estructurándolo en un claro diseño monumental de características neoclásicas. En su fachada podía leerse “Società Italiana di Mutuo Soccorso Unione e Fratellanza”, conjunción a un diseño de manos entrelazadas sobre dos ramos de acacia y laurel, ambos símbolos utilizados por la masonería para representar la igualdad entre los Hombres, la fraternidad y la ayuda mutua. Por sobre ellos encontramos la estrella pentámera, representación de la dominación del Hombre sobre lo elemental de la Naturaleza a partir de la Razón.

En íntima relación a tal interpretación, la asociación posee como fin último “ lograr el bienestar material y moral de la colectividad italiana en Argentina, debiendo establecerse no sólo para dar subsidio a los socios, sino también para proveer a las necesidades de las viudas pobres y de los hijos huérfanos, además de bogar por la permanencia inalterable del sentimiento patrio a través de la propaganda, la educación y la instrucción”. Además, resalta como signo distintivo de la asociación combinar bailes con funciones teatrales, así sobre fines del siglo XIX, era frecuente la presencia de compañías nacionales e internacionales encargadas de funciones artísticas y a continuación, se corrían las sillas y al compás de las orquestas de moda, comenzaba el baile.

Suministró atención médica y subsidios para tratar enfermedades crónicas, además de mantener en contacto a las familias que así lo necesitasen. Actuaba como mediadora en el mercado laboral, visto que entre sus miembros (en general directivos) había industriales, comerciantes y otros posibles empleadores. Devenían así en una especie de bolsa de trabajo institucional y por oficios. Particularmente, dicha asociación enviaba a los funcionarios del Hotel de Inmigrantes, pedidos de determinada mano de obra requerida por los socios de la entidad. De este modo los italianos recién desembarcados que contaran con una profesión requerida en la ciudad de La Plata, encontraban pronta inserción laboral.

En el área educativa, subvencionaba la escuela italiana local, donde recibían educación gratuita los hijos de los socios. A la vez brindaban incentivos económicos y diversos premios de honor a aquellos italianos que invertían su dinero en industrias locales, como así también a jóvenes, que por la muerte de sus padres, aportaron con su trabajo a la educación de sus hermanos. Brindó un espacio a sus asociados donde podían celebrar las fechas patrias, eventos sociales y representaciones teatrales en su lengua vernácula, contando para ello con su propio teatro el «Princesa»

Las fiestas sociales y los consultorios médicos datan del apogeo de Unione e Fratellanza, que en 1909 alcanzó los 4.913 socios y tenía sucursales en Los Hornos y Ensenada. Eran muchos, y no eran los únicos: para entonces, en la ciudad funcionaban unas 25 asociaciones de acción colectiva y ayuda mutua. La colonia italiana ya había fundado su propio hospital, adonde desde diagonal 74 derivaban a los enfermos graves. Durante la guerra europea iniciada en 1914 hicieron colectas y estuvieron atentos a las noticias, mientras mantenían reuniones, actuaciones corales y bailes populares.

El Princesa era un teatro del siglo XIX, cuando había muy pocos en toda la provincia. Al entrar al vestíbulo, se podían apreciar angelitos de estilo barroco y esculturas varias, donde predominaba La Princesa. Edmundo De Amicis fue nombrado presidente honorario y en 1924 fue visitado por el príncipe Humberto de Saboya, futuro rey Humberto II,  hijo del monarca de Italia Vittorio Emanuele III. Al costado de la gran sala había un buffet, en un salón alargado que hacia la década de 1910 dio paso a una serie de salas que fueron oficinas y consultorios médicos. Todavía hoy llama la atención una de esas habitaciones, con piso, paredes y techo revestidos de venecitas verdes. Allí atendió, entre otros, el doctor Rodolfo Rossi —que hoy da nombre a un hospital público—, italiano de nacimiento pero argentino de crianza, que se hizo conocido como jefe de sala del Policlínico entre 1922 y 1955.

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