77° Aniversario de la Mamma Nostra

El jueves 29 de agosto, con el inicio de la Novena y una misa en la parroquia Nuestra Señora de la Piedad, situada en calle 24 entre 65 y 66 de La Plata, y el domingo 30, con el ingreso de la Virgen al Altar Mayor y la Misa de los Difuntos en el mismo templo católico, dio comienzo la 77º edición de la Mamma Nostra, la Virgen patrona del municipio de Bivongi, ubicado en la provincia de Reggio Calabria, en CalabriaItalia, y que cada segundo fin de semana de septiembre, desde 1947, reúne en la capital bonaerense a casi toda la comunidad regional de ese país europeo.

Es una fiesta gigante organizada por el Centro Cultural Bivongesi -con apoyo de la Municipalidad-, que se vive desde lo religioso pero también desde lo social y cultural y que tuvo su conclusion este 7 y 8 de septiembre.

«Los primeros inmigrantes provenientes del pueblo de Bivongi, Reggio Calabria, llegaron a La Plata alrededor de los años 1920 y 1930.

Los hombres primero, y una vez que hubieron encontrado un trabajo que les permitiera pagar el viaje de sus esposas e hijos, el resto de la familia.

Un gran número de ellos se asentó en la actual zona de Parque Castelli, al sur de la  ciudad de La Plata, donde se erigió el Seminario Mayor San José en 1927 con su iglesia dedicada a “Nuestra Señora de La Piedad”, ubicada en avenida 66 y calle 24.

El Seminario platense albergaba seminaristas y sacerdotes de casi todo Buenos Aires, muchos de ellos italianos o hijos de inmigrantes italianos. Monseñor Rafael Trotta, quien luego sería nombrado rector de la casa de estudios, jugó un papel muy importante en la atención a los inmigrantes provenientes de Bivongi, quienes lo recuerdan con mucho cariño.

En el primer festejo a la “Mamma Nostra” se realizó la procesión con el cuadro que evoca la efigie venerada en Bivongi. En los años sucesivos la procesión sería presidida por una imagen réplica de la talla en madera policromada del s. XVIII, orgullo de los habitantes de Bivongi.

El cuadro de la Mamma Nostra

El autor del cuadro venerado en Bivongi es desconocido, aunque se atribuye a la artista Mariangiola de Matteis, pintora napolitana.

En la imagen, la Virgen lleva un manto azul, símbolo de la protección que ejerce sobre sus hijos. Su cabeza, coronada por doce estrellas que simbolizan a las doce tribus de Israel y también a los signos zodiacales, signo de su permanente intercesión, todos los días del año.

Son muchas las figuras simbólicas que ponen a la imagen en la categoría de los “íconos”; imágenes sacras que sirven principalmente al culto litúrgico y cuya tradición hunde sus raíces en el arte bizantino.

Pero la característica principal de la obra son las miradas, de la madonna y del bambino Gesù. Ambas miradas se vuelven al observador, son miradas atentas, llenas de ternura, ojos que hablan.

Ese lenguaje gestual cargado de ternura y protección maternal, es tal vez el fundamento más sólido de la advocación de María como “Mamma Nostra”.

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