La Sociedad Italiana de Berisso nació aquel 13 de diciembre de 1918, nucleando a inmigrantes de un país que mucho tuvo que ver con el crecimiento de la Argentina. Los italianos, a nadie es ajeno, llegaron a este suelo para honrar con trabajo y esfuerzo la hospitalidad que les brindó su Patria adoptiva, aunque sin olvidar sus fuertes lazos afectivos con Italia.
En la región es ampliamente conocida la fuerte presencia en número e influencia de la colectividad italiana, cuyos representantes llegaron en buen número a fines del siglo XIX, para trabajar en la construcción de la que sería la capital de la provincia de Buenos Aires; por eso, casi todos los edificios y plazas públicas de La Plata exhiben algo de la impronta arquitectónica italiana. Además, mucho tuvieron que ver con la proeza de construir el Puerto La Plata ‘a pico y pala’, con la reconocida laboriosidad y tenacidad que caracteriza a los italianos.
Desde los primeros años del siglo XX la Sociedad Italiana de Berisso iría consolidándose como una de las instituciones estandarte de la vida social e institucional de la comunidad de los inmigrantes de la península, convirtiéndose al mismo tiempo en espacio abierto al resto de los berissenses. Esa simbiosis tiene su razón de ser: sin ir más lejos, Berisso debe su nombre a un inmigrante italiano de Génova.
En su casa de Montevideo N° 841 (entre 10 y 11) se desarrollan diversos cursos de formación. También dicta allí clases la Escuela de Idioma “Dante Alighieri”.
La sede es a la vez espacio de contención y esparcimiento para aproximadamente 100 chicas y chicos que integran el ballet “Piccolini” y otros 50 que conforman el ballet juvenil “Ricordi d’ Italia”, que representan a la institución en diversos eventos a lo largo de todo el país y que además ha ganado legítimamente el reconocimiento como uno de los mejores grupos de baile italiano.